Cada cristal tiene su propio nombre. Para averiguar el nombre de nuestro cristal personal, lo primero que tenemos que hacer es sintonizarnos con el. Llevarlo con nosotros, meditar juntos, etc. , y después de un cierto tiempo, cuando ya se hayan conocido bien, le puedes preguntar su nombre a través de la meditación.
Cuando un cristal te dice su nombre, existe una conexión directa con el, casi telepática. Un cristal nos puede enseñar millones de cosas y ayudarnos haciéndonos comprender el por qué de las cosas, de las situaciones, etc.
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